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La Colección Tomás Mallol se compone aproximadamente de veinte mil unidades. Aparte de los casi ocho mil objetos, aparatos y sus accesorios precinematográficos y del cine de los primeros tiempos, hay que destacar cerca de diez mil documentos con imágenes fijas (fotografías, carteles, grabados, dibujos y pinturas), ochocientos filmes de todo tipo y una biblioteca con más de setecientos libros y revistas.
Los objetos reunidos se enmarcan en el periodo comprendido entre mediados del siglo XVII y 1970. El grueso de la colección puede datarse entre la segunda mitad del siglo XVIII y el primer tercio del siglo XX. Tomàs Mallol siempre ha tenido en consideración el buen estado de conservación de las piezas adquiridas, las ha habilitado sistemáticamente y las ha mantenido en condiciones adecuadas en un espacio especialmente construido para tal fin.
Tomàs Mallol formó su colección sobre todo entre 1968 y 1998. Treinta años en que recorrió los principales mercados de Cataluña, España y Francia, fundamentalmente. Estableció numerosos contactos personales con anticuarios especialistas en cine y fotografía, que la avisaban cada vez que tenían un objeto de precine para vender.
La valoración de esta colección se puede hacer a partir de dos de sus rasgos fundamentales:
Una de las principales características de la Colección Tomás Mallol es el criterio sistemático que se ha seguido a la hora de adquirir las piezas, dejando de lado cualquier tendencia personal o arbitraria. La idea de fondo era recoger todos los elementos que configuran la prehistoria del cine y sus primeros años de existencia. Es decir, todos los objetos que explican cómo se representaban las imágenes antes del cine y cuál fue el proceso técnico que permitió el invento del cinematógrafo en 1895. Por ello, y ya desde sus inicios, Tomàs Mallol creó, paralelamente a la colección, una biblioteca especializada en precine, que le sirvió para documentarse a fondo sobre los objetos que tenía que adquirir. Mallol seguir cuatro líneas básicas en la formación de su colección:
Aparte de estas líneas, Tomàs Mallol también extendió sus adquisiciones hacia otras dos igualmente interesantes, que demuestran la popularización de la técnica del cine en la sociedad del s. XX:
Como consecuencia del punto anterior, debemos decir que la idoneidad museística y pedagógica de la colección es excepcional, no sólo por el valor histórico, científico y de investigación de los objetos conservados, sino también por su discurso, que nos permite seguir y comprender paso a paso la prehistoria y la historia de los primeros tiempos del cine.
En definitiva, podemos concluir que, por la cantidad, la calidad y el discurso coherente de sus piezas, esta colección puede compararse con las de los mejores museos y colecciones privadas de precine de Europa.